En Túnez tuvo lugar una manifestación para protestar contra un referéndum previsto para julio por el presidente Kais Saied. Allí se desataron enfrentamientos.
El sábado se produjeron rifirrafes entre la policía y un centenar de manifestantes que protestaban en Túnez contra un referéndum previsto para julio por el presidente Kais Saied, un año después de su golpe calificado de golpe por la oposición.
La policía bloqueó a los manifestantes que intentaban llegar a la sede de la Alta Autoridad Independiente para las Elecciones (Isie), cuyo presidente fue designado por el propio Saied. Según los opositores, esta medida tiene como objetivo extender su control sobre las instituciones estatales.
El 22 de abril, el Sr. Saied asumió el poder de nombrar a tres de los siete miembros de Isie, incluido el presidente. El 9 de mayo nombró presidente de este organismo a Farouk Bouasker, exmiembro de Isie, en sustitución de Nabil Baffoun, que había criticado el golpe de julio de 2021.
Desde el 25 de julio de 2021, Kais Saied, alegando actuar en interés de Túnez frente a los bloqueos políticos y económicos, ha concentrado todos los poderes y dirigido el país mediante decretos-leyes, lo que hace temer una deriva autocrática en la cuna de la Primavera Árabe. .
En una hoja de ruta que supuestamente sacaría al país de la crisis, Saied planeó un referéndum sobre enmiendas constitucionales el 25 de julio, antes de las elecciones legislativas del 17 de diciembre.
Sin embargo, no se ha publicado ningún borrador de la nueva Constitución, que se presentará al pueblo en forma de simple voto sí/no.
Un diálogo por la nueva Constitución boicoteado por la oposición
Algunos participantes en la protesta organizada por cinco partidos más pequeños portaron carteles que decían «Comisión del Presidente = Comisión de Fraude».
«La policía… usó gases lacrimógenos contra nosotros y nos atacó», dijo el portavoz del Partido de los Trabajadores de Túnez, Hamma Hammami.
El sábado también marca el inicio del «diálogo nacional» organizado por el presidente para redactar la nueva Constitución. Es boicoteado por la oposición, incluida la poderosa organización sindical UGTT, que cree que los actores clave de la sociedad civil y los partidos políticos están excluidos.
Los opositores al presidente lo acusan de conducir al país hacia la autocracia y de querer montar un cuerpo electoral dócil antes del referéndum y las elecciones legislativas.
Muchos tunecinos, sin embargo, apoyan sus acciones contra un sistema que, según dicen, ha hecho poco para mejorar su calidad de vida en la década transcurrida desde el levantamiento de 2011 que derrocó al dictador Zine El Abidine Ben Ali.
Además de la crisis política, Túnez atraviesa graves dificultades económicas, que incluyen una inflación galopante y un desempleo muy alto. Sobreendeudado, el país trata de obtener un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional de al menos cuatro mil millones de dólares.